jueves, 23 de junio de 2016

Lucha de leones.

Nos proponemos metas. Tenemos sueños, objetivos por cumplir. A veces se ven bastante claros, y otras, sin embargo, se vislumbran bastante borrosos.

En ocasiones, el camino resulta ser tedioso. Tanto, que nos replanteamos si estamos avanzando por el correcto. Lo cierto es que, ninguna meta que se precie o algo que verdaderamente merezca la pena se torna fácil. Siempre hay obstáculos. Algunos que ni siquiera te habías planteado. Finalmente si aquello por lo que luchas merece la pena, encuentras la manera de sortearlos. 


¿Quién dijo que iba a ser fácil? El mero reto de superarnos a nosotros mismos y a las dificultades que se nos presentan, hacen que nuestra particular y añorada meta se vuelva más atractiva. Las opciones son simples: tirar la toalla o seguir adelante. Es cierto, que hay momentos en los que no las tenemos todas las de ganar con nosotros, pero al final acabamos encontrando la manera de hacerlo, no importa cuánto tiempo necesitemos.

La clave para lograr nuestros deseos está en la perseverancia, en el esfuerzo. Una vez hemos alcanzado la meta propuesta, el valor no se encuentra en la coronación de nuestra particular cima, sino en todo lo que hemos aprendido y como hemos ido evolucionando mientras hemos luchado por ello.

Si alguna vez, te das cuenta de que no es la meta que querías conseguir o no te has convertido en quien querías ser, siempre puedes volver a empezar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario