sábado, 31 de diciembre de 2016

¡Feliz Año Nuevo!

"No se trata sólo de prever el futuro, sino de hacerlo posible." 
 Antoine de Saint-Exupéry. 



 ¡Feliz Año Nuevo!

Espero que todos empecéis este año con buen pie, sin tristeza. Un año perfecto no existe, lo sabemos todos. Pero... ¡no hay que rendirse! Todo año tiene algo bueno, ¿no? ¡Y mejor que haya más de lo bueno que de lo malo! Si algo no te gusta ¿por qué no lo haces por la manera divertida? Por ese motivo hay que darle color a la vida.

Nadie dijo que todos los deseos de fin de año se fueran a cumplir, ni que tuviéramos suficiente voluntad para cumplir los propósitos, pero con esfuerzo, ¡se puede conseguir todo! 

domingo, 25 de diciembre de 2016

La tregua de Navidad de la Primera Guerra Mundial

"Imagina a toda la gente viviendo la vida en paz"
John Lennon


Era diciembre de 1914 y apenas transcurridos los primeros meses desde el inicio de la Primera Guerra Mundial, alemanes y aliados batallaban en los frentes de Bélgica y Francia. Desde sus trincheras anegadas, los soldados del imperio alemán y las tropas británicas intercambiaban disparos sobre una franja de tierra de nadie en la que camaradas heridos y muertos yacían esparcidos. Pero al llegar la Nochebuena, en varios puntos del Frente Occidental los alemanes colocaron árboles iluminados en los parapetos de las trincheras y los aliados se les unieron en un alto el fuego espontáneo: fue la conocida como Tregua Navidad de la Primera Guerra Mundial.

La tregua «surgió entre la tropa» pese a los edictos «anticonfraternización», dice el historiador Stanley Weintraub, en cuyo libro Silent Night cuenta la historia. Tras vocear promesas como «Tú no disparar, nosotros no disparar», algunos de los hasta entonces enemigos se deleitaron mutuamente cantando villancicos que sustituirían al silbido de las balas. Otros salieron de las trincheras para estrecharse la mano y fumarse un pitillo juntos. Muchos acordaron que la tregua seguiría en vigor el día de Navidad, para poder verse de nuevo y enterrar a los muertos. Cada bando ayudó al contrario a cavar tumbas y celebrar ceremonias en memoria de los caídos, incluso en una de ellas un capellán escocés hizo una lectura bilingüe de un salmo. Los soldados intercambiaron comida y regalos que les habían enviado desde sus casas, y botones del uniforme para guardarlos de recuerdo, y jugaron a fútbol.

«Nadie quería seguir con la guerra», asegura Weintraub. Pero los superiores sí, y amenazaron con castigar a quien desobedeciese. Con el año nuevo ambos bandos «reanudaron su actividad», dice el historiador. Pero en sus cartas y diarios los soldados reflejaron el grato recuerdo de la tregua: «Qué maravilloso –escribió un combatiente alemán–, y qué extraño al mismo tiempo».



miércoles, 14 de diciembre de 2016

Bohemios

Primero hemos de definir a los bohemios. ¿Qué es un bohemio?
 1. Natural de Bohemia, región de la República Checa.
 2. Persona de raza gitana.
 3. Se dice de la vida que se aparta de las normas y convenciones sociales, principalmente la atribuida a los artistas.
 4. Lengua de Bohemia. 
La palabra "Bohemio" puede aplicarse a todas estas referencias… Sin embargo, quizá una de la más conocidas es aquella que define a "bohemio" como aquella persona que lleva un estilo diferente al convencional y que posee una escala de valores distinta a la de la sociedad sedentaria y burguesa, concretamente a artistas e intelectuales. Ese bohemio se suele decantar por el mundo de las ideas, el conocimiento, la creación artística, el enriquecimiento intelectual, el interés por otras realidades o manifestaciones culturales.

"A veces la locura se une a la bohemia y aunque parezca increíble engendra frutos de genialidad".

Bohemio en la palabra:

Arthur Rimbaud: Poeta francés nacido en Charleville en 1854. Mostró desde pequeño un gran talento para la literatura. Estudiante inquieto y burlón, era sin embargo superdotado y brillante: A los quince años ya había ganado todo tipo de premios de redacción y compuesto originales versos y diálogos en latín. Tras un concurso de composición latina sobre el tema de Yugurta, el profesor Desdouets dirá de él: 
«Nada banal germina dentro de esta cabeza. Será un genio del Mal o un genio del Bien». 

Muy joven se trasladó a Paris donde trabó amistad con importantes poetas de la época, especialmente con Paul Verlaine con quien sostuvo una tormentosa relación amorosa que terminó dos años después a raíz de serias disputas entre ambos. Para entonces, su conducta se había vuelto caótica e irreverente; había comenzado a beber y se divertía conmocionando a los burgueses locales con sus vestimentas andrajosas, sus pintadas de «Muera Dios» en las iglesias y su cabello largo. De esta época datan las primeras publicaciones "El barco borracho" en 1871 y "Una temporada en el infierno" en 1873. 

Su obra, de marcado tono simbolista, está profundamente influida por Baudelaire, por su interés en el ocultismo, en la religión y en la exploración sobre el subconsciente individual. 

Rimbaud y Verlaine iniciaron rápidamente una tormentosa relación sentimental. Durante el tiempo que estuvieron juntos, llevaron una salvaje vida disoluta de vagabundos, embriagados de ajenjo y hachís. Así escandalizaron a la elite literaria parisina, indignada en particular por el comportamiento de Rimbaud, auténtico arquetipo del enfant terrible. A lo largo de este período continuó escribiendo sus contundentes y visionarios versos modernos.

Verlaine & Rimbaud

La tempestuosa relación homosexual entre Rimbaud y Verlaine los condujo a Londres en septiembre de 1872, abandonando el último de ellos a su esposa e hijo pequeño (a quienes solía maltratar en extremo durante las iras causadas por el alcohol). Rimbaud y Verlaine vivieron en una considerable pobreza en Bloomsbury y en Camden Town, viviendo de dar clases y de una pequeña mensualidad dada por la madre de Verlaine. Rimbaud pasó sus días en el Museo Británico, donde "la calefacción, la iluminación, las plumas y la tinta eran gratis".

En julio de 1873, después de una pelea en extremo violenta en la mansión situada en el 1000 de la Rue de Brasseurs de Bruselas, Verlaine le disparó en la muñeca a Rimbaud. Temiendo por su vida, Rimbaud llamó a la policía. Verlaine fue arrestado y sometido a un humillante examen médico legal, luego de que se considerara la comprometedora correspondencia y las acusaciones de la esposa de Verlaine respecto de la naturaleza de la amistad entre los dos hombres. El juez fue tajante y, a pesar de que Rimbaud retiró la denuncia, Verlaine fue condenado a dos años de prisión.

Rimbaud y Verlaine se encontraron por última vez en 1875, en Alemania, luego de que éste recuperara la libertad y tras su simulada conversión al catolicismo. Pero este encuentro no salió del todo bien, tomando en cuenta el hecho de que Verlaine salió del sitio de la reunión con cortaduras de navaja en la cara. Para entonces Rimbaud había abandonado la escritura y había optado por una vida estable de trabajo, harto ya de su salvaje existencia anterior.

Continuó viajando extensamente por Europa, mayoritariamente a pie. En el verano de 1876, se enroló como soldado en el ejército holandés para viajar gratis a Java (Indonesia), donde rápidamente desertó, regresando a Francia en barco. Viajó a Chipre y, en 1880, finalmente se radicó en Adén (Yemen), como empleado de cierta importancia en la Agencia Bardey. Allí tuvo varias amantes nativas; por un tiempo vivió con una abisinia.

 En 1884 dejó ese trabajo y se transformó en mercader cuentapropista en Harar, en la actual Etiopía. Hizo una pequeña fortuna como traficante de armas; hasta que en su rodilla derecha se desarrolló una sinovitis que degeneró en carcinoma; lo cual le forzó a regresar a Francia el 9 de mayo de 1891, donde días después le amputaron la pierna. Finalmente murió en Marsella, el 10 de noviembre, a la edad de 37 años.


 El baile de los ahorcados 

En la horca negra bailan, amable manco, 
 bailan los paladines, 
 los descarnados danzarines del diablo; 
 danzan que danzan sin fin 
los esqueletos de Saladín. 

 ¡Monseñor Belzebú tira de la corbata 
de sus títeres negros, que al cielo gesticulan, 
 y al darles en la frente un buen zapatillazo 
 les obliga a bailar ritmos de Villancico! 

 Sorprendidos, los títeres, juntan sus brazos gráciles: 
 como un órgano negro, los pechos horadados, 
 que antaño damiselas gentiles abrazaban, 
 se rozan y entrechocan, en espantoso amor. 

 ¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza , 
trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio, 
¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla! 
 ¡Furioso, Belzebú rasga sus violines! 

 ¡Rudos talones; nunca su sandalia se gasta! 
Todos se han despojado de su sayo de piel: 
 lo que queda no asusta y se ve sin escándalo. 
En sus cráneos, la nieve ha puesto un blanco gorro. 

 El cuervo es la cimera de estas cabezas rotas;
 cuelga un jirón de carne de su flaca barbilla: 
 parecen, cuando giran en sombrías refriegas, 
 rígidos paladines, con bardas de cartón. ¡

Hurra!, ¡que el cierzo azuza en el vals de los huesos! 
 ¡y la horca negra muge cual órgano de hierro! 
 y responden los lobos desde bosques morados: 
 rojo, en el horizonte, el cielo es un infierno... 

 ¡Zarandéame a estos fúnebres capitanes 
que desgranan, ladinos, con largos dedos rotos, 
un rosario de amor por sus pálidas vértebras: 
 ¡difuntos, que no estamos aquí en un monasterio! . 

 Y de pronto, en el centro de esta danza macabra 
 brinca hacia el cielo rojo, loco, un gran esqueleto, 
 llevado por el ímpetu, cual corcel se encabrita 
 y, al sentir en el cuello la cuerda tiesa aún,

crispa sus cortos dedos contra un fémur que cruje
con gritos que recuerdan atroces carcajadas, 
y, como un saltimbanqui se agita en su caseta, 
 vuelve a iniciar su baile al son de la osamenta. 

 En la horca negra bailan, amable manco, 
 bailan los paladines, 
 los descarnados danzarines del diablo;
 danzan que danzan sin fin los esqueletos de Saladín.


Arthur Rimbaud, considerado como la cumbre del simbolismo francés, fue precursor de la poesía moderna; su obra es decadente y sensual. 

Hay más de un bohemio, lo hay de la palabra, del arte, de la música y de la vida...
Así que esto CONTINUARÁ.

martes, 13 de diciembre de 2016

Capitulo XII: Martes 13

Martes y 13... No, no os voy a hablar del desaparecido grupo de humor formado por Josema Yuste, Millan Salcedo y Fernando Conde... Sí, en un principio era un trío pero tras la salida del último para dedicarse al teatro se convirtieron en duo... Hoy me he dado prisa en llegar a casa para poder hacer la entrada antes de cambiar de día, sino perdería la gracia.


El Martes 13 es considerado como día de mal agüero por las sociedades griega, española y latinoamericana. Habrá gente que ignore esta coincidencia del día de la semana y del mes como si nada,  pero los habrá supersticiosos que huyan de la misma para iniciar algún proyecto específico en sus vidas.  Obviamente la ciencia y la religión no se han pronunciado al respecto, aunque esta última parece estar vinculada a dicha fecha muy a su pesar.

Tratemos el origen, comenzaremos por las referencias paganas: 

Marte era el Dios de la guerra en la mitología griega, Martes es el día regido por el planeta rojo, por lo que simboliza la sangre, la destrucción y la violencia. En el tarot, la carta número XIII es La Muerte.

Continuemos con el cristianismo, para ellos nos ceñiremos a la Biblia:
  • En el Antiguo Testamento, concretamente en el capítulo XIII del Apocalipsis, se narra la llegada del Anticristo, además de mencionar que un Martes 13 se produjo la confusión de lenguas en la Torre de Babel; 
  • Asimismo en el Nuevo Testamento fueron 12 apóstoles más Jesús los protagonistas de la Última Cena, posterior a la cual éste fue crucificado. Hay quien asegura que fue un Viernes 13.  
  • El 13 de Octubre de 1307 se produjo la erradicación de la Orden de los Templarios. 
Por su parte, la cábala judía señala que 13 es el número de los espíritus maligno.  

No podemos saltarnos que las fobias tienen su protagonismo incluso aquí, existe "trezidavomartiofobia", que es un miedo irracional a lo que pueda suceder un Martes 13 y prefieren no realizar determinadas cosas. El saber popular se refleja en refranes y sentencias populares que lo avisan u advierten, como:
  1. "En Martes (13) ni te cases ni te embarques"
  2. "En Martes (13) ni gallina eches, ni hija cases"
  3. "En Martes (13) ni hijo cases, ni cochino mates"
  4. "En Martes (13) ni tela ruda, ni hija cases, ni las lleves a confesar porque no dirán la verdad"
  5. "En Martes (13) ni tu casa mudes, ni tu hija cases, ni tu ropa tejas".

Incluso el  pánico al mero número 13 también se ha recogido con una fobia: "friggatriscaidecafobia".

La superstición no podía faltar: en este día no debes cortarte las uñas ni el pelo, pero ya el 13 por sí mismo es mirado con desconfianza por aviones y hoteles, en los primeros hallarás algunos que carezcan de la fila 13 y en los segundos que pasen de la planta 12 a la 14. 

Las culturas anglosajonas tampoco se libran, el Viernes 13 posee esta connotación negativa que estoy desarrollando, y en la misma Italia, se refieren a los Viernes pero en día 17.  


Sea como fuere, me considero una persona supersticiosa en algunas cosas... porque erradicarla de mi vida sería perder parte de mi encanto, y ya se sabe, nuestras "rarezas" nos hacen interesantes y únicos. 
Me encantan los gatos negros, pero jamás pasaré por debajo de una escalera o romperé un espejo. He tenido exámenes en Martes y 13, y me han salido fenomenales, incluso la Matricula de Honor que tengo en Narrativa Hispanoamericana se debe a uno que hice tal día; no obstante, habrá alguna prueba que se me haya dado fatal en el instituto en esa fecha...

Personalmente creo que todo está en la mente de cada persona, como le ocurre a las personas hipocondríacas en el ámbito de la salud. 
Si vas con la obsesión de que si haces lo que "no se debe" te pasará algo, creas una negatividad tremenda que junto a la energía ("somos energía, y la energía ni se crea ni se destruye") que confluye con la de otras personas en un Martes 13, nos cubrirá con un manto pesimista del que casi nadie estará a salvo en sus acciones. 
Y digo "casi nadie" porque hay quienes se saltan a la torera tantos cuentos de viejas y les va estupendamente comportándose como si de un día cualquiera se tratara; sin ir más lejos... ¿qué pasaría con los niños que nacen en dicha fecha? ¿Acaso deberían creer que su existencia viene marcada por la mala suerte o coger trauma por este día "maldito" y suicidarse? Obvio que no...

Sé que no debería comentar esto, pero ya que guarda relación.... yo empecé la relación con el que se ha convertido en mi último ex un 13 aunque fue domingo; aparte, como ya sabéis por entradas anteriores, mi numero favorito es el 6... y todos se van a referencias al triple del mismo, incluido lado demoníaco de por medio. 


domingo, 11 de diciembre de 2016

Reseña "El Pasajero 23" de Sebastian Fitzek

Información 

Titulo Original: El Pasajero 23
Autor: Sebastian Fitzek
Editorial: Ediciones B
Género: Novela Negra
Cubierta: Tapa Blanda
ISBN: 9788466657648
Páginas: 400




Sinopsis

Martin Schwartz, psicólogo de la policía, perdió hace cinco años a su mujer y a su hijo durante unas vacaciones en el crucero Sultan of the Seas. Nunca se supo con certeza lo ocurrido. Martin no ha logrado recuperarse y busca refugio en su trabajo como agente encubierto en operaciones suicidas. En el transcurso de una misión, recibe la llamada de una anciana dama algo extravagante, que se presenta como autora de novelas de suspense. La mujer afirma que existen pruebas relacionadas con la desaparición de la familia de Martin, y urge a este a que vuelva a embarcarse en el Sultan. Él, que había jurado no volver a poner un pie en un barco, acata sus indicaciones y se entera de que una niña desaparecida semanas atrás en el Sultan ha aparecido… con el osito de peluche del hijo de Martin bajo el brazo.Un crucero es una pequeña ciudad en la que todos los años desparecen decenas de pasajeros: el lugar para el crimen perfecto.


Opinión 

Si lees la contraportada, "El Pasajero 23" te da un marco un poco básico, no sabes muy bien el argumento del libro, sólo que ocurre en un crucero y que desaparecen pasajeros. Nada más. En cambio, si abres el libro y te propones leer el prólogo, te atrapará.  Encontraré uno de los mejores comienzos que he leído en mi vida. Rayando lo irreal nos muestra una escena que te deja con la boca abierta y un poco revuelto el estómago, más cuando nos acercamos al final de este prólogo y vemos que aparece un personaje inocente, de unos 11 años, llamado Anouk.

Veintitrés es el número de pasajeros que se suicidan -léase "desaparecen sin explicación"- anualmente en cruceros. Un crucero es un mundo aparte: sin policías, sin problemas, con todo incluido y gente de todo el mundo. Es el lugar perfecto para dejar la vida atrás, con solo saltar de la borda se acaba el sufrimiento. No hay posibilidad de sobrevivir con agua helada o las hélices del barco en continuo movimiento. Pero en el Sultan of the Seas se encuentran con un problema mayor, renace un pasajero 23. Ahora sólo queda lograr encontrar la verdad, descubrir donde estuvo todo este tiempo y lo más importante, ¿por qué tiene el osito de peluche del hijo de una familia que se suicidó hace cinco años?

Ahí es donde entra Martin, nuestro protagonista. Agente encubierto de las fuerzas de inteligencias alemanas, perdió a su mujer y a su hijo hace cinco años en el Sultan of the Seas, después de que su mujer durmiera a su hijo y lo tirara por la borda y ella lo siguiera. Su mundo da un vuelco cuando recibe la llamada de una anciana que le urge aborde el Sultan para recibir más información del supuesto suicido.

El thriller psicológico se convierte en el arma maestra de Fitzek, con una facilidad sorprendente juega con tu mente. Con su especial estilo, el autor nos demuestra su hábil y acertada capacidad como escritor de suspense. Si te sumerges en la lectura de "El Pasajero 23", pierdes toda oportunidad de adivinar lo que pasará en la siguiente hoja. Es un libro trepidante, en constante movimiento. De vueltas de tuercas y trama oscura que volará tu cabeza. 


Calificación


jueves, 8 de diciembre de 2016

Tiritas para heridas de bala

Mentimos. Nos mienten. Las personas utilizamos la mentira para ocultar la realidad,para proteger a alguien de una verdad dolorosa o incluso a veces para conseguir nuestros propósitos. Luego están esas mentiras que hacen daño y ayudan a alguien,las mentiras que surgen por el placer de mentir o aquellas que se utilizan para complacer a aquel que las quiere escuchar. 


Hay muchos tipos de mentira pero quizás el tipo más peligroso de ellos,es el autoengaño. Nos mentimos a nosotros mismos. Negamos. Para sobrevivir,negamos la realidad. En ocasiones la realidad es demasiado dolorosa y mentirnos es nuestra forma de protegernos de ella, de sentirnos seguros en un panorama desolador. Acabamos viendo lo que queremos ver y creyendo lo que queremos creer. Al funcionar durante tanto tiempo, nos acabamos creyendo nuestras propias mentiras. A veces tanto,que al final no reconocemos la verdad.

Lo seguro,es que la realidad está ahí nos guste o no. Solo podemos auto-engañarnos un tiempo determinado. La realidad no va a cambiar por mucho que la neguemos. Imagina un dique. Hay un momento que hay tal cantidad de agua que revienta. Con las mentiras pasa igual,tarde o temprano tendremos que enfrentarnos al mundo que tanto habíamos negado. Una vez el dique revienta, lo único que te queda, es nadar.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Cuando los acontecimientos deciden por nosotros.

La única constante en el universo es el cambio. Todo cambia a un ritmo vertiginoso. A veces tanto,que da realmente miedo. Hay cambios que te alegras que sucedan, y otros que verdaderamente duelen. En un solo segundo,tu vida puede cobrar otro sentido. En un solo segundo, pueden ocurrirte cosas que ni siquiera se te habían pasado por la cabeza.

Los grandes cambios no suceden poco a poco, sino al contrario, suceden en la menor cantidad de tiempo posible. Sin previo aviso te ves obligado a decidir, a actuar, o a mirar todo lo que el cambio se ha llevado a su paso.


No es una situación fácil, sobre todo cuando te acomodas a lo establecido. No es fácil,sobre todo cuando hay daños colaterales. No es fácil, cuando duele como si te echaran sal en la herida. Es muy fácil decir que seguiremos adelante, que todo pasará, que el agua volverá a su cauce, pero en realidad, adaptarse al cambio se limita simplemente a eso. Aferrarse o seguir adelante.

Cada uno necesitamos nuestro tiempo para reponernos,para volver a encontrarnos a nosotros mismos, para sentir lo que necesitamos sentir en ese momento. Antes de volver a incorporarte a la carrera, hay un tiempo de recuperación, y tras un periodo crítico saldremos fortalecidos del cambio.

Tal vez, tengas que adaptarte a una nueva vida. Tal vez haya cosas que no volverán a ser lo que eran. Tal vez, después de todo, ni siquiera te reconozcas ya que al final,es como si no te hubieras recuperado del todo,es como si fueras una persona nueva, con una nueva vida.