viernes, 7 de noviembre de 2014

Capítulo V: ¿Donde quedó el cortejo?

Fuente: Enrique Serna, Fruta Verde

Tenía pensado escribir una entrada sobre otro tema, pero no pude evitar dar con este fragmento y obviamente comentarlo antes.

Y con ello, sin más preámbulos me dirijo al amor cortés, una concepción platónica y mística del amor.

Un amor secreto, donde un enamorado presenta una total sumisión a una dama (llamémosla "pareja" en terminología gay) y se establece un "sufrimiento" que sorprendentemente le provoca "goce".  Para entendernos, en lo meramente social del feudalismo: transponer la relación vasallo-señor. 
La amada (pareja) siempre se muestra distante respecto a quien la ama, pero a su vez goza de la admiración y de la perfección física y moral de su pretendiente. 
Este amor otorga una estado de gracia a aquel que lo practica y pasa por distintas fases, intentando una comunicación con su amada después de la progresión de estados de ánimo desde ser "suplicante" a ser su "amante". 
Aunque en poesía siempre está de trasfondo un adulterio por parte de la amada, que aquí eludiré porque no me interesa como idea o concepto que quiero destacar, el enamorado sustituye el nombre de su amada por un pseudónimo poético para que solo ella sepa que todo cuanto dice y hace va hacia su persona.

Hoy en día esto se ve reflejado en las películas romanticonas de Hollywood con final predecible, donde se "vomita arcoiris" y el "pastelosismo" está a la orden del día, tan asquerosamente idílicas son que las hacen poco creíbles en la sociedad actual en la que vivimos, provocando ilusiones y las consiguientes decepciones que una vez siendo niños, los cuentos de Disney, se encargaron de sembrar en nosotros. Sí, meramente pura fantasía y magia, algo que desgraciadamente no tiene cabida en esta sociedad "insensible y deshumanizada".

Decidme, con el corazón en el pecho, 
¿quien no ha soñado con seducir o ser seducido lentamente? 
¿quien no ha preferido vivir un amor de película donde un enamorado llamara la atención o demostrara su amor hacia él a base de locuras, hechos o cosas a la que cualquiera no se atrevería? 
¿quien no ha deseado recibir un poema escrito de puño y letra de otra persona donde el papel fuera su cuerpo y la tinta su corazón?  

Y sí, dicen que en una relación, el cortejo es lo más importante, es clave para establecerla como tal. Puede sonar anticuado tal concepto, pero la obscenidad reina desgraciadamente en la actualidad, y el sexo prevalece sobre el amor. Muchas veces he comentado con amigos que ahora primero te llevan a la cama y después te preguntan tu nombre, y con suerte, tal vez se interesen por verte de nuevo o ni eso. El ser humano se ha vuelto un depredador de sexo, satisfacerse únicamente con y de eso en el prójimo y obviamente despreciar los sentimientos del mismo en busca de su deleite y disfrute, egoístamente con todas las de la ley. No quiero negar que el sexo es una necesidad más, somos todos humanos, yo el primero, y sería hipócrita si renegara de que no le doy importante, pero de ahí a coronarlo como primer escalón de una pirámide por encima de otros sentimientos, hay un gran abismo.

Pero no todo está perdido, la sociedad cambia... siempre hay esperanza. Cada persona es un mundo, no todos somos ovejas modorras que seguimos en masa a otras, sino que tenemos personalidad, voluntad y autenticidad, aunque muchos parezcan haberlo olvidado, ciegos o temerosos de predicarlo por miedo a sentirse excluidos o aislados.

Aun hay quienes que prefieren contemplar el cielo en las noches, buscar constelaciones acompañados, mirar a la Luna y sentir como tocan su alma para escribir poemas y versos inspirados por sus sentimientos, aquellos que otros temen que afloran y reprimen como si les avergonzara. Detalles tan bonitos como un mensaje de buenos días, de "qué estás haciendo", de buenas noches, y otros de la misma índole que relees con una sonrisa tonta en la boca, que no controlas pero que en un día monótono o malo, te lo acaban alegrándolo.  

Relaciones estables, duraderas, donde imperan esos momentos en los que estáis juntos, con complicidad y empatía, sintiendo que sois los nuevos Romeo y Julieta, Calisto y Melibea, amantes que desafían al mundo al estar juntos. Seré antícuado, pero yo me muero por ser uno de ellos.


Pd: Sé que ahora me está dando por escribir demasiado seguido en el blog y espero no abandonarlo del todo en el futuro, al menos pasarme una vez por semana. 

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