Tal día como hoy en 1943 se publicó por primera vez El Principito, novela corta y la obra más famosa de Antoine de Saint-Exupéry. Setenta y cuatro años desde su 1ª edición, convirtiéndose en el libro francés más leído y traducido a 115 idiomas.
No hay persona alguna que no conozca ya El Principito, o al menos haya escuchado alguna vez algo referido a él. Está recomendado para el público infantil, pero una vez que lo vuelves a leer en tu adolescencia o siendo adulto, el contexto cambia notablemente. Las frases, por ejemplo, no las ves como algo fantástico sino como metáforas de la realidad. Y bien, creo que ese es su verdadero propósito.
El Principito nace de la melancolía del autor, ya que fue en el momento en que estaba desterrado de Francia, viviendo en Estados Unidos, por lo que de esta manera le ayudó sobrellevar la situación.
Varias referencias de esta obra hablan de su vida, por ejemplo los volcanes son reflejo de cuando viajó a Sudamérica, el personaje del zorro se refiere a uno que él domesticó en uno de sus expediciones, y la parte de la rosa simboliza su matrimonio fallido, de ahí que se subraye que este libro es una carta de melancolía del escritor.
La obra nos habla de un narrador que es piloto que se encuentra perdido en el desierto del Sahara tras la avería de su avión, y estando allí, tratando de repararlo, se encuentra con El Principito, el cual es un niño que va viajando de planeta en planeta, para conseguir a un amigo que él necesita. Y pasando de planeta en planeta va adquiriendo aventuras que comunica a nuestro narrador, incluso en la Tierra tiene muchas más.
Este libro, capítulo tras por capítulo, tiene una nueva enseñanza. Y es que impresiona bastante que en un capítulo de una página y media te pueda decir tanto. En el Capítulo I, por ejemplo, el narrador te explica que con seis años leyó sobre las boas y como devoraban a su presa, y la dejaban en su estómago mientras la digerían. Cuando él leyó esto se imaginó a una boa comiendo un elefante, y entonces dibujó la forma:
Pero al mostrarselo a los adultos, ellos le preguntaban que por qué había dibujado el sombrero. Él decía que no era un sombrero, sino una boa devorando un elefante. Entonces para que los adultos entendieran editó su dibujo y terminó con esto.
Los adultos le decían que no debía perder el tiempo dibujando boas y elefantes, y a la edad de seis años truncaron su esperanza o su carrera de ser artista, por lo que entonces a partir de ahí dejó de dibujar.
Cuando viene y conoce al Principito, este le pide que le dibuje un cordero, pero como él lo único que sabía dibujar eran boas y elefantes. hizo el primer dibujo para el Principito. Éste insistió en que no quería una boa que devore un elefante, que deseaba un cordero. La enseñanza que podemos sacar de qui es algo así como "los niños tienen suficiente imaginación -porque a pesar de que el narrador era adulto cuando le enseñó dicho dibujo, fue algo que hizo a los seis años y que reprodujo años después-, por lo que no te dejes vencer por la opinión de los demás. Es como si alguien te dice que no hagas tal cosa, si es algo que te gusta, deberías seguir haciéndolo.
Esto es algo que encontré capítulo tras capitulo, de ahí que sea tan popular, Y a pesar de que se escribió hace casi setenta y cinco años, todavía sigue siendo contemporáneo porque las enseñanzas se siguen aplicando día tras día. Una historia que encierra reflexiones filosóficas sobre la vida y la naturaleza humana: la amistad, por ejemplo, a través de la boca del zorro, y criticando el mundo de los adultos, quienes ven con extrañeza lo que les rodea.
Y para terminar esta "reseña", que quizá sea muy corta, y no quiero arruinar la historia. Voy a dejar tres de mis frases preferidas, no considero que sean spoilers, porque están "flotando" de aquí para allá:
«Solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos».
«Te haces responsable para siempre de lo que has domesticado»
«El tiempo que perdiste con tu rosa hace que tu rosa sea tan importante».
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