jueves, 11 de septiembre de 2014

Capítulo III: ¿Qué pasa cuando morimos?

« Al morir solo queda ser polvo, para renacer siendo viento.
Morir es renacer sin haberse ido »


Capítulo algo tétrico... pero que en etapas de nuestra vida va cambiando la perspectiva conforme a lo que LA MUERTE es para nosotros.

Cuando era pequeño pensé que era el fin, me aterraba tanto que con solo pensar en ello me hacía hasta llorar porque sabía que era algo de lo que no podría "escaparme".

Imaginaos cuando veía un coche fúnebre o un ataúd...


La muerte era un tema tabú, me daba incluso pavor preguntar a mis padres, solo yo me contestaba a todo por lo que veía.

He de reconocer que con esa edad mis vecinos que eran mayores, iban muriéndose demasiado seguido sin dejar amplio margen entre una defunción y otra.

La religión pudo/puede ofrecerme respuestas, la resurrección de la carne y del espíritu... sin embargo, creo que conforme he crecido, mi temor a la muerte se apaciguó, y más que verla como una enemiga, como el fin, la considero como un punto y seguido a otro camino... Si creo en el más allá, en el karma, en las coincidencias, en las señales, en el destino y demás, es obvio que eso influye en mi concepción de la misma.
Para mi Dios no es un señor viejo con barba y túnica blanca con trono sentado en una nube en el cielo, para mi es una fuerza, una energía primitiva, que está presente en nuestro mundo, y sus muestras más evidentes son la naturaleza, por compararlo con algo: es tierna y salvaje...


Y sin desviarme del tema, creo que me acerco más al budismo, la reencarnación... nuestra alma no muere, pues somos energía (y la energía ni se crea ni se destruye), volvemos a este mundo a "arreglar" lo pendiente de vidas pasadas aunque no tenemos consciencia ni idea, porque estamos como "amnésicos"... de ahí que los déjà vu o los sueños sean la vía que muchos justifican para recordar fragmentos, recuerdos, de lo anterior...

Lo del nirvana  el estado de total liberación y por consiguiente, el cese del "renacimiento",  no voy a desarrollarlo pero sería que todos aspiramos a alcanzarlo, lo logramos tarde o temprano...


Por otro lado, quiero recalcar que si esto equivale a la fuente suprema de todo bien, ha de estar la imperfección, el mal (?) para guardar el equilibrio... somos como una cascada de agua que conforme va pasando por diversos lugares va limpiándose de impurezas hasta ser purificada.



Obviamente, es mi creencia resumida a grandes rasgos, pero también hay aspectos que no tienen respuesta, inconclusos, que fallan o no coinciden, faltan piezas para completar el puzzle... pero, los humanos somos demasiado inferiores al concepto de eternidad y a la inmensidad del Universo, por lo que nuestro cerebro nunca sería capaz de entender y razonar todo cuanto encierran.

No hay comentarios:

Publicar un comentario