martes, 13 de octubre de 2015

Ser adulto está sobrevalorado

Es una contradicción pero, cuando somos pequeños y estamos viviendo nuestra más dulce infancia alejados de la realidad cotidiana queremos ser mayores, queremos hacer lo que vemos que los adultos hacen mientras que a medida que crecemos, deseamos poder volver atrás y no tener tantas preocupaciones o problemas que enfrentar. 

Ser adulto significa tener una serie de responsabilidades que antes no tenías. Esto hace que sea muy apetecible volver al tiempo en el que aprendías a montar en bici o en la que una de tus mayores preocupaciones era que iban a regalarte el día de tu cumpleaños. 



Sí, ser adulto está sobrevalorado. No te engañes porque no tengas a tus padres diciéndote que hacer o por no tener que rendir cuentas a nadie por tus acciones. Lo que da más miedo de las responsabilidades es que si te equivocas o no cumples las expectativas,puedes estropearlo todo.

Una vez hemos pasado la época de fascinación por todo lo nuevo,la responsabilidad se adhiere a nosotros mismos como si piel se tratara. No podemos huir,o alguien nos hace comprender o sufrimos la consecuencias. Seguimos con nuestro proceso de aprendizaje toda la vida y a medida que pasa el tiempo nos enfrentamos a retos distintos. 

A pesar de ello, la madurez tiene sus ventajas. Si de pequeños queríamos descubrir todo aquello que nos rodeaba,cuando somos adultos somos capaces de ver cosas que antes no podíamos ver.